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ALGO HABRÁN DICHO - PARA PIGNA CON AFECTO

PIGNA: EL NUEVO TAITA OFICIAL DE LA HISTORIA

Por/ Ricardo Guillermo Cardinali.-


Los nuevos viejos mitos
"¿Era mentiroso el niñito Domingo Faustino Sarmiento?", preguntaba con malicia Arturo Jauretche [1] alegrándonos la vida a quienes fuimos torturados en nuestra infancia con el mito del niño modelo que no faltó nunca a la escuela. El prócer en Recuerdos de Provincia se jactaba de haber asistido nueve años sin faltar un solo día a la escuela de primeras letras. El perverso Jauretche hacía notar que si estuvo nueve años para aprender las primeras letras o era un mentiroso o era un burro. Una página y una cita fueron suficientes para derribar el mito.

Ante tal notable antecedente, la aparición en 2004 de Los Mitos de la Historia Argentina [2], del Profesor Felipe Pigna prometía dar, con tan sugerente y tentador título, un nuevo impulso a los alicaídos estudios históricos nacionales, con investigaciones novedosas y revelaciones impactantes.
Pigna es el historiador del momento. Nacido en Mercedes en 1959, docente de la UBA, columnista de Radio Mitre, periodista de las revistas Veintitrés, Noticias y Todo es Historia, asesor de las cadenas norteamericanas HBO y Peoples & Arts, la RAI (Italia) y Antena 3 (España, y recientemente conductor del programa televisivo "Algo Habrán Hecho".
Considerando que en los 90’ el capitalismo hegemónico proclamaba con Fukuyama el "fin de la historia", el libro de Felipe Pigna es un soplo de aire fresco que nos recuerda que la historia no ha terminado.
Y que si el Grupo Clarín e importantes cadenas mediáticas internacionales gastan su dinero en contratar a un historiador, la historia no debe ser una cuestión abstracta y ajena a los problemas cotidianos, y mucho menos inútil. Un pueblo sin historia es un pueblo sin futuro. Y un pueblo sin futuro no es nada.
Pero a poco de transitar la obra, la sensación es algo decepcionante: Pigna no derriba mitos antiguos. Edifica nuevos. Y ni siquiera. Los nuevos mitos de Pigna son viejos mitos reciclados. Con una selección de temas carente de sistematización, elegidos de acuerdo a la tesis que campea en toda la obra –todo lo malo viene de España, todo lo bueno de los indígenas, o en el caso de Mariano Moreno, de los franceses, o de cualquier otro lado, menos de España- Pigna va construyendo su propia historia, y lealmente lo proclama desde el primer momento. Ya en la tapa del libro se anuncia su contenido: "la construcción de un pasado como justificación del presente".
Pero resulta que en el tiempo presente sólo se construye el futuro. Nunca el pasado. En todo caso el pasado se descubre, no se construye. Construye el novelista a cuya decisión queda librada la suerte de su héroe que podrá casarse, divorciarse, suicidarse o hacerse monje budista según el libre arbitrio del autor. Cuando el historiador "construye", deja de ser historiador y se convierte en novelista. Tal conversión no es intrínsecamente perversa, pero es conveniente aclararlo desde el principio, como lo hace Pigna, para evitar confusiones.
Los buenos y los malos
Los personajes de la construcción histórica de Pigna responden a un modelo que sería rechazado a la segunda lección de cualquier curso de teatro para principiantes: los buenos son absolutamente buenos y los malos absolutamente malos. No hay inflexiones ni matices. Entre los malos quedaron los españoles, todos, y particularmente los Reyes Católicos, los Inquisidores, Colón, el Obispo Francisco de Vitoria, Pedro de Mendoza y Martín de Alzaga; además, Liniers, Saavedra, el general Viamonte, Carlos María de Alvear, entre otros.
Fueron favorecidos con su inclusión en el lado de los buenos, en primer lugar los indios, todos, especialmente Tupac Amarú, el Inca Atahualpa, asesinado por Francisco Pizarro, Fray Bartolomé de Las Casas, Mariano Moreno, Juan José Castelli y Manuel Belgrano.
Hay dos sorpresas: Bernardino Rivadavia, el más grande hombre civil de la tierra de los argentinos, modelo de progresismo, también cayó en la volteada y quedó del lado del equipo de los malos (págs. 314/315).
Pigna no come vidrio: con Rivadavia no hay constructivismo que valga; es indefendible.
Inexplicablemente Hernando Arias de Saavedra forma en la delantera del equipo bueno.
La reivindicación de Hernandarias, el Primer Gran Criollo, es sin duda lo más original del libro, ya que tradicionalmente había sido atacado como uno más de esos explotadores españoles.
Dice José María Rosa: "Algunos historiadores progresistas le critican haber sido encomendero y señor feudal. ¿Qué querían que fuese el Caudillo a principios del siglo XVII…? ¿secretario de sindicato?".[3]
Por otro lado, los hispanistas vieron en Hernandarias al primer caudillo criollo, surgido del trasvasamiento continental de las instituciones hispano-romanas, emersión que será luego seguida de otras, entre las que se destacan Juan Manuel de Rosas y Juan Domingo Perón.
¿A qué se debe, pues, la inclusión de Hernandarias en el bando de los escogidos? No se puede afirmar más allá de las conjeturas. Con ese alcance estimo que fue necesario reivindicar al caudillo para poder referirse a la banda de contrabandistas instalada en Buenos Aires a la que Arias de Saavedra combatió. Es que la compra de cargos públicos, la corrupción administrativa, la ciudad convertida en garito-prostíbulo-aguantadero [4], y todo el ambiente viciado –porque el pueblo entero estaba en el enjuague- son la mejor prueba de que la corrupción actual es hija de España. "También por aquellos siglos –dice en la pág. 101- que van de 1580 a 1810 se va conformando un Estado corrupto. Paralelamente, a su amparo se irá consolidando una sociedad que aprenderá empíricamente que las leyes pueden ser flexibles, que las normas pueden violarse y que, en general, la ley va por un lado y la gente por el otro".
La corrupción, según construye Pigna, es un fenómeno típicamente español.
Pero Hernandarias también[5].
Además de los personajes históricos, también los historiadores son esquematizados por Los Mitos…: los malos se llaman "hispanistas" y los buenos "progresistas" entre los que se encuentra, obviamente, el propio autor.
Con esta sí, con esta no…
Todo en Pigna tiene una doble lectura. Belgrano padece de una "sífilis, detectada en 1796" (p. 373), punto. En cambio Pedro de Mendoza tiene "una sífilis mortal, que había adquirido durante la seguidilla de violaciones en las que participó durante el saqueo de Roma" (p. 81). Es cierto que Mendoza tenía sífilis y también que intervino en el ataque a Roma en 1527 pero no está probado ni que haya participado en múltiples violaciones ni que haya adquirido la enfermedad en tales circunstancias. Pigna no cita ninguna fuente al formular esta aseveración que es una conjetura afirmada con rigor dogmático, y no un dato histórico. Entiéndase bien, no digo que no pudiera existir relación de causalidad entre la sífilis de Mendoza y el saqueo de Roma (puede existir algún documento que lo acredite y que yo desconozco) sino que Pigna no prueba que así sea, y sin probarlo, lo afirma.
Con respecto a la contextualización temporal de los hechos, nuevamente aflora el doble discurso. Cuando se trata de la conquista española dirá Pigna (pág. 52): "Para aquellos que gustan de justificar lo injustificable con la cantinela de que "hay que ponerse en la mentalidad de la época…", es decir, que es perfectamente válido juzgar con criterios del siglo XXI conductas del siglo XV. Es una posición admisible, si no fuera porque está en colisión con lo afirmado en la página 16 cuando se refiere a la Revolución de Mayo: "Los cuentos clásicos comienzan diciendo: "Había una vez…", es decir, contextualizan, sitúan al lector en un determinado lugar y en un determinado tiempo, cuentan que le pasaba a la gente, hablan de miserias y grandezas, de ambiciones, intereses, luchas por el poder y relaciones amorosas. Casi ninguno de estos elementos aparecen… en los relatos históricos destinados al público infanto-juvenil. Allí no hay contexto, se dice 1810 y sólo se agregan algunos datos escenográficos".Como se ve, el 25 de mayo debe ser interpretado de acuerdo a las circunstancias de la época pero la conquista española no. Si Moreno ordena y Castelli ejecuta el fusilamiento de Santiago de Liniers y sus compañeros en Cabeza de Tigre sin juicio, son las circunstancias de la época. Pero si un tribunal condena a muerte a Tupac Amarú, es barbarie.[6]
En la pág. 77 se menciona el "…secuestro y posterior asesinato de Atahualpa por Francisco Pizarro y sus secuaces". Pero nada se dice del asesinato, ocurrido algunos años antes, del Inca Húascar y sus hijos, a manos de su propio hermano, Atahualpa, y sus secuaces.
Si los hechos no coinciden con mis teorías, ¡al diablo con los hechos!
Más allá de su constructivismo ideológico, la obra de Pigna parece por momentos escrita a la ligera, como si el hecho histórico fuera sólo el pretexto para continuar exponiendo su particular pensamiento. Veamos dos casos:
En la página 73, al referirse a la expedición de Hernando de Magallanes dice: "Magallanes logró finalmente ponerle su nombre al famoso estrecho. Pero, como Solís, no pudo disfrutar de la gloria. Murió en el viaje…" El dato no es siquiera opinable, es falso. Magallanes no le puso su nombre al estrecho que descubrió el 21 de octubre de 1519, sino que lo bautizó Estrecho de Todos los Santos, nombre que después se perdió reemplazado por el del descubridor[7].
Y en la página 84, al referirse a la primera fundación de Buenos Aires se lee: "Y así, como todo adelantado, Mendoza creó el Cabildo de la nueva población en uno de sus primeros actos de gobierno. Designó a los alcaldes y regidores que formaron el primer cuerpo… y siguiendo con la mala costumbre castellana, empezó a repartir lo que no era de él, cosa que en este caso no pasaría inadvertida para los verdaderos propietarios". Un buen giro literario que le permite luego desarrollar la teoría de que los querandíes se sublevaron ante este reparto de tierras.
Buen giro literario, sí, pero montado sobre un dato falso. Es curioso que el autor de Los Mitos… sostenga el mito de la primera fundación de Buenos Aires por Pedro de Mendoza, que no fundó ninguna ciudad sino que solamente levantó un fuerte.
"Mendoza no tenía atribuciones para fundar " ciudades", que son en el derecho español algo muy serio: exigen un cuerpo de vecinos libres, una milicia autónoma, un cabildo donde los alcaldes distribuyen justicia… Debe haber, y es de la esencia urbana, un reparto de tierras e indios a los vecinos "feudatarios" …exigen… una fecha precisa de fundación, un acta fundacional, una ceremonia solemne junto al rollo de la justicia. Nada de eso hubo en Santa María del Buen Ayre…"[8]
"Hasta ahora se viene llamando a Pedro de Mendoza "primer fundador de la ciudad de Buenos Aires", título que no le corresponde pues… carecía de poderes para serlo".[9]
Pedro de Mendoza sólo podía fundar una ciudad en "territorio llano" que debería ser el asiento de su gobernación. Pero nunca se cruzó por la cabeza del Adelantado que esa ciudad fuera Buenos Aires. Por lo demás es un grave error histórico decir que "…designó a los alcaldes y regidores que formaron el primer cuerpo…"no solamente porque no lo hizo, sino porque carecía de atribuciones para hacerlo. De acuerdo a los términos de su capitulación que modificaron los contratos celebrados con anterioridad con otros adelantados, los regidores eran designados por el rey, no por el conquistador. Y en el caso en estudio, el único de esos funcionarios designados por el monarca que había cruzado el Atlántico era Alonso de Cabrera. Cuando años después el caudillo Domingo Martínez de Irala –de la expedición de Mendoza- funda Asunción del Paraguay y designa regidores, lo hace violando los términos de la capitulación originaria, aunque luego el rey confirmaría lo actuado. "Mejor que decir es hacer" habrá pensado Irala al fundar el pueblo, y "mejor que prometer es realizar" habrá murmurado Carlos V al ratificar la fundación. El práctico emperador comprendía que en las Indias las cosas se hacían "a lo indio".
Pero si bien los errores referidos al Estrecho de Magallanes y la supuesta primera fundación de Buenos Aires son insólitos en un historiador profesional como Pigna, sus consecuencias no pasan del desliz académico sin importancia práctica.
¿Qué Día de la Industria? ¿El Día del Animal?
Más graves aún son los errores y anacronismos que contiene el capítulo 4º (no están numerados, pero ese es el orden) de Los Mitos… dedicado al día de la Industria, porque en base a esos errores construye toda una teoría acerca de la corrupción de la industria argentina desde sus inicios, e incluso se permite algunas humoradas.

Desde 1941 se celebra el 2 de septiembre el Día de la Industria en recuerdo de las primeras exportaciones de productos manufacturados nacionales, expedición organizada por el primer Obispo del Tucumán, designado por el Papa San Pío V, Fray Francisco de Victoria o Vitoria.
Escribe Pigna (pág. 93): "Debe de haber pocos países en el mundo (por no decir ninguno y contribuír a alimentar nuestro ego –por aquello de la originalidad nacional-) que para homenajear a su industria nacional elijan la conmemoración de un hecho delictivo, concretamente un episodio de contrabando." "Aquel 2 de septiembre de 1587 –continúa en la pág. 94- zarpó del fondeadero del Riachuelo… la carabela San Antonio…" "…que llevaba en sus bodegas un cargamento proveniente de Tucumán, fletado por el obispo… Se trataba de tejidos y bolsas de harina… Lo notable es que, según denunció el gobernador del Tucumán, Ramírez de Velasco, dentro de las inocentes bolsas de harina se encontraban camuflados varios kilos de barras de plata del Potosí, cuya exportación estaba prohibida…"
Lo que Pigna no aclara es que Ramírez de Velasco y Victoria eran enemigos políticos inconciliables, que la noticia del contrabando sólo figura en esa denuncia y que la misma está plagada de exageraciones. Lo que no quita que don Juan Ramírez de Velasco haya sido uno de los mejores gobernadores del Tucumán, pero en su denuncia –cargada de odios personales- exagera.
Así, por ejemplo, en la página 95 se acusa al obispo de tener 20.000 indios en encomienda. Este Victoria era tan, pero tan malo, que tenía 20.000 indios él sólo, cuando la totalidad de los encomendados en Santiago del Estero era de 12.000.
Según un cuadro de población indígena suministrado por Guillermo Beato[10] –que no puede ser tachado de "hispanista"- en 1582 existían en Santiago del Estero 12.000 indios repartidos entre 48 encomenderos, cifra que se reduce a 8.000 en 1596. En Talavera, 40 encomenderos se repartían entre seis y siete mil indios en 1582, reduciéndose a 5000 en 1596. Y en 1582 San Miguel de Tucumán contaba con 25 encomenderos con 3.000 indios, cifra que baja a 2.000 en 1596.

¿Y los 20.000 del Obispo Victoria?
Desaparecidos.
Pero no se vaya, que ahora viene lo mejor (págs. 96/97): "La "nave del Día de la Industria" emprendió su regreso… pero fue abordado[11] por el pirata inglés Thomas Cavendish…" a quien por ser "…poco afecto a los rezos y sermones, no lo amedrentó la presencia del obispo, y se robó el barco con toda la mercadería y la mitad de los esclavos. Vitoria, entonces, debió hacer obligadamente voto de pobreza y caminar casi desnudo hasta Buenos Aires." Refiere luego el fracaso de una nueva expedición acaecida en 1588, tras la cual el obispo tuvo que volver a Tucumán caminando. Y agrega con mucha gracia: "Algunos herejes suponen que el obispo del Tucumán fue el precursor de las peregrinaciones a pie en nuestro país" El último párrafo de la memorable página 97 de Los Mitos… comienza con una frase no menos memorable: "Hernando de Lerma, sucesor de Ramírez de Velasco…"
Analicemos ahora esta interesantísima construcción histórica.
Thomas Cavendish en esta nueva versión ostenta un record para la Guía Guiness de la piratería universal: es el primer filibustero en saquear una nave que partió el 2 de septiembre de 1587… el 20 de mayo de 1586. Como Rivadavia, Cavendish es "el pirata que se adelantó a su tiempo". Además, si bien es cierto que el gringo no debía ser afecto a rezos y sermones, la presencia del obispo no lo amedrentó, porque el obispo no estaba presente. Victoria habrá hecho voto de pobreza cuando lo ordenaron sacerdote, pero no tuvo que volver caminando y desnudo a Buenos Aires, porque no salió de su diócesis.
Felipe Pigna confunde la primera expedición fletada por fray Francisco de Victoria con la segunda. La primera expedición - que partió en 1585-estaba al mando de Francisco de Salcedo, quien además era portador de una carta fechada el 5 de marzo de ese año firmada por el obispo Victoria y dirigida al Provincial de la Compañía de Jesús en Brasil, para que le propocione algunos jesuitas misioneros. En la boca del Río de La Plata, el 20 de mayo de 1586 fueron atacados por Cavendish y los suyos, quienes saquearon el cargamento y los tuvieron cautivos por veintiocho días; estos jesuitas y no Victoria, fueron los que llegaron semi desnudos a Buenos Aires y luego no volvieron caminando a Tucumán, sino que fueron acompañados por una fuerte escolta que les proporcionó el gobernador Torres de Navarrete. A su llegada, fueron recibidos con gran regocijo por el obispo Victoria, que no viajó en esa expedición sino que se quedó en su diócesis.[12] Curiosamente y a pesar de su tendencia anticatólica y antihispánica, Pigna guarda silencio ante esta primera importación de jesuítas, de la que sí fue responable el Obispo Victoria.
A todo esto, la auténtica expedición del Día de la Industria, en la que tampoco viajó el obispo, fue un éxito.
Según Pigna, Hernando de Lerma fue el sucesor de Ramírez de Velasco, cosa que le deben haber comentado los 20.000 indios de Victoria, ya que Ramírez de Velasco asumió la gobernación en 1586 y Lerma en 1577.Por sus excesos, Lerma fue apresado en 1584 y remitido a Charcas, de ahí devuelto a Santiago del Estero para su juicio de residencia; en 1587 Ramírez de Velazco vuelve a remitirlo a Charcas desde donde pasará preso a España.
-Suficiente Pigna, vuelva en marzo…
Final esperanzado: una mala historia es mejor que ninguna historia
Cuando doña Encarnación Ezcurra agonizaba, el Primer Tirano Sangriento no permitió el ingreso de su confesor para evitar que el sacerdote se enterase de los terribles crímenes del régimen. Después del fallecimiento de la Heroína de la Federación, el cruel déspota hizo deslizar bajo las cobijas a uno de sus bufones, simulando que el cadáver aún respiraba. Montada la sacrílega farsa, autorizó la entrada del cura, para que la administrara la Extremaunción. Y después se fue seguramente a salar las orejas de los unitarios con las que Manuelita decoraba la residencia de Palermo.
Así nos enseñaban en la escuela primaria.
Pero el sátrapa de la pampa con su crueldad sin límites (veinte mil muertos durante la dictadura, dijo Hebe de Rivera Indarte) despertaba curiosidad en unos cuantos de aquellos educandos. ¿Cómo un tipo puede ser tan, pero tan malo?
Y la curiosidad mató al gato.
Desde el retorno de la Democracia en 1983 la tónica cambió. Rosas no era ya un tirano: sencillamente no era.
La historia en la escuela pasó de la extinción de los dinosaurios a la constitución de 1853 sin escalas. O mejor, con sólo tres escalas: la Reforma, la Revolución Francesa y la Revolución Industrial.
El sistema no quería correr el riesgo de un nuevo revisionismo histórico y no lo corrió. Pero tampoco formó nada.
Tanto insistieron, por ejemplo, en el asunto de los inocentes párvulos sádicamente asesinados por un grupo de militares sin nada más últil en que entretener sus ocios, que el año pasado luego de que en el último año de Polimodal, los alumnos vieron por enésima vez "La Noche de los Lápices" una chica comentó "¿Se hicieron matar por el boleto estudiantil? ¡Qué pel…!"[13]
Sin historia no se puede formar nuevos cuadros militantes.
Y ellos lo saben[14].
Por eso Pigna, por eso el flamante feriado nacional, por eso los juicios por la verdad, por eso los actos por la memoria. Necesitan, y lo necesitan imperiosamente, construir una nueva historia.
En eso están.
Y bienvenidos sean.
[1] JAURETCHE, Arturo: Manual de Zonceras Argentinas, Corregidor, Bs. As., 2003, pág. 125.
[2] PIGNA, Felipe: Los mitos de la historia argentina, Grupo Editorial Norma, Bs. As., 2004. Para evitarla sobreabundancia de citas, cuando en el texto no se diga otra cosa, todas corresponderán a esta obra. Hay un segundo tomo; no lo compré para no tropezar dos veces con la misma piedra.
[3] ROSA, José María: Historia Argentina, T. 1, Editorial Oriente, Bs. As., 1974, pág. 200. Pigna, que en el capítulo dedicado al "contrabando ejemplar" y la acción de Hernandarias, sigue a Rosa, no cita sin embargo este último párrafo.
[4] Para evitar confusiones, aclaro que estoy hablando de la ciudad de fines del siglo XVI y comienzos del XVII, no de la actual.
[5] Sobre cómo surgieron los caudillos en Hispanoamérica, véase ROSA, ob.cit., págs. 117/118.
[6] La mención de la nómina de réprobos y elegidos sólo se suministra para evidenciar el carácter tajante y dogmático de la construcción de Pigna, con prescindencia de mi opinión personal sobre cada uno de los personajes involucrados.
[7] ROSA, ob.cit., pág. 86.
[8] Id., id., págs. 132/133.
[9] SIERRA, Vicente D.: Historia de la Argentina,T. I,Editorial Científica Argentina, Bs. As., 1964, T. I, pág. 215.
[10] BEATO, Guillermo: La Epoca Colonial entre los años 1600 y 1750 enAA.VV.: Historia Argentina, T1, presentación de Tulio Halperín Donghi, Paidós, Bs. As., 1998, pág. 346.
[11] Si se trataba de una nave, fue abordada, no abordado; debe haber alguna progresista cuestión de género que se me escapa.
[12] Cfr. SIERRA, Vicente, ob.cit., págs. 482/484.
[13] La anécdota es real.
[14] Ver al respecto: ROMERO, Francisco: "Cultiricidio: Historia de la Educación Argentina (1966-2004), Librería de la Paz, Bs. As., 2005 y el discurso pronunciado en diciembre de 2005 por

Fuente:
www.pensamientonacional.com.ar

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2 Opiniones:

Blogger FABIAN de Mar del Plata Escupitó...

durísimo y àcido en algunas partes su comentario(crítica)(Ej abordado/a) pero no por ello incierto.
Creo que me da ganas de felicitarlo (a ud)..

Che...pero las historias de a tele con Pergolini tan entretenidas....

7:12 p. m.  
Blogger Cruella De Vil Escupitó...

Tá que los tiró!
Y a mí que me regalaron los tomos 1 y 2 pa mi cumple el año pasado!
Le digo que relojié el tomo 1, así como quien no quiere la cosa, y me pareció una salaminada del estilo family pack.
Pero entretenido el gurí a la hora de paparruchar.
Concedámosle, al menos, ese crédito.
No le cerepa?
Le mando un casto beso en la frente.
=)

7:27 p. m.  
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By Titín