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ALGO HABRÁN DICHO - "DEJA VU" (ya lo vi), por José Luis Di Lorenzo

“Deja Vu” (Ya lo ví) - Por/ José Luis Di Lorenzo.-
La judicialización de la política súbitamente irrumpe para intentar cambiar la historia: “en realidad el golpe del 76 no lo dieron Videla, Masera y Agosti, el culpable fue Juan Perón que era terrorista y dogmático fascista; su mujer, autora de un delito de lesa humanidad (quizá él también) y el peronismo fue autor del golpe que acabó con el peronismo y la Justicia Social”… (¡!).

Este verano, dos jueces, uno mendocino y otro de lamentable notoriedad, se proponen judicializar la historia. El resquicio normativo que utilizan para revisar hechos de hace treinta años es el de encuadrarlos como delitos de de "lesa humanidad", que de ser tales son imprescriptibles y habilitan la instancia jurisdiccional.
No es este el ámbito para desarrollar consideraciones jurídicas, sin embargo para una mejor comprensión de lo que se está hablando anotamos sumariamente que el concepto de "crímenes de lesa humanidad" reconoce antecedente formal en la Carta del Tribunal de Nüremberg de 1945, reconocidos al año siguiente como parte del derecho internacional por la Asamblea General de las Naciones Unidas y finalmente aprobados en el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional el 17 de julio de 1998.
Para que un delito se encuadre en esta tipificación, tiene que haber sido cometido "como parte de un ataque generalizado o sistemático", dirigido "contra una población civil", de conformidad con "la política de un Estado o de una organización". Precisando que los actos aislados o cometidos de manera dispersa o al azar no llegan a ser crímenes de lesa humanidad por lo que no pueden ser objeto de enjuiciamiento como tales.
Si bien estos jueces sostienen que los crímenes de la "triple A" son delitos de esta categoría, y apuntan decididamente a responsabilizar al gobierno peronista de ello, parece formalmente claro que ni Isabel Perón, ni sus ministros, ni Juan Perón, ni las organizaciones armadas de treinta años atrás, son pasibles de enjuiciamiento penal bajo esa tipificación judicial.
Lo políticamente relevante es que de este modo la Justicia desata una discusión que la Política (con mayúsculas), por causas diversas no dio. Habilitando a que el aparato comunicacional instale la idea de que el golpe de 1976 lo inició Perón, o por lo menos su mujer y sus ministros.
Nada nuevo bajo el sol. Lo cierto es que la resolución del Juez Oyarbide ha dado lugar a que los tres principales periódicos argentinos, desde ópticas ideológicas antagónicas converjan en una nueva descalificación del peronismo.
El diario La Nación, el mismo que con la pluma de Joaquín Morales Solá en 17 de diciembre de 2003, analizando el tema de las coimas en el Senado, cuestionaba al magistrado diciendo que "El juez Norberto Oyarbide demostró en un solo día que nunca mereció seguir siendo juez. Repuesto por los mismos senadores inculpados en una sesión hecha a hurtadillas en las horas posteriores al atentado del 11 de septiembre de 2001, que voló las Torres Gemelas de Nueva York". Ahora editorializa adhiriendo a la decisión del mismo juez federal quien, dice, al considerar "como crímenes de lesa humanidad y, por tanto, imprescriptibles, los delitos cometidos por la Triple A durante el gobierno de María Estela Martínez de Perón ilumina una parte de nuestro oscuro pasado, al dar cuenta de que el terrorismo de Estado tuvo su inicio con anterioridad al golpe militar de marzo de 1976".
De paso alivia la mochila de los usurpadores del poder, instalando la idea de una presunta responsabilidad de Perón respecto del terrorismo de estado que el golpe instauró en la Argentina.
Página 12, que con la pluma de Raúl Kollman, narraba tiempo atrás en Radar que "La última cena de Armentano fue en la parrilla El Mirasol, allí donde el juez Norberto Oyarbide comía un día con proxenetas, otro con comisarios y a veces con el ministro del Interior Carlos Corach". Ahora le da la derecha al juez poniendo en su contratapa "Por fin, parece ser, se iniciará una investigación judicial profunda sobre las Tres A". Anotando que "Muy poco o nada se habló de los crímenes cometidos con toda impunidad y apoyo oficial. Parecía que la época de los crueles delitos contra los enemigos políticos había empezado con la dictadura militar de Videla, pero la verdad es otra". Coincidiendo con la visión del diario La Nación.Osvaldo Bayer agrega "la justicia tiene que extenderse también acerca del papel jugado por la que fue presidenta de la Nación, Isabel Perón, a la cual no se puede despojar de toda responsabilidad, ya que si bien se decía que no ejercía poder sobre nada, por lo menos tendría que haber renunciado como protesta ante esa horrible actualidad que se vivía". Es decir, si no firmo los decretos, la responsabiliza por no haber firmado su renuncia (¿?).
Marcelo Moreno, en Clarín del último día del año 2006, afirma "Y la Justicia argentina —más vale tarde que nunca— parece haberse dado cuenta de que el terrorismo de Estado no comenzó con el golpe del 76 sino bastante antes, durante el gobierno criminal de Isabel Perón y su mentor, José López Rega". A lo que cabe agregar lo que José Pablo Feinmann nos dice desde la contratapa de Página 12, cerrando el año 2006. Recordando a Héctor Campora afirma "Vuelve Perón, estalla lo de Ezeiza y en pocos días más, entre los sindicatos, Osinde, López Rega y el general Perón al frente de este comando fascista, de estos héroes de la "etapa dogmática", del giro a la derecha, basta de tomas de fábricas, basta de ese petardista de Galimberti proponiendo milicias populares, basta de primaveras imprudentes, subversivas, lo tiran al Tío por la ventana, sin asco ni respeto".
Nadie puede negar los hechos de extrema gravedad que se vivieron en la época, que ameritan un análisis serio y profundo, porque como siempre decimos resignificar la historia es útil para diseñar el rumbo del proyecto de país. Pero cuidado también para consolidar el proyecto de no país que se resiste a ser sustituido.
La lógica del Juez Federal sumada a la del Juez mendocino aparece alineada, y funcional, con los argumentos que usan los represores de la dictadura militar para negar su responsabilidad en los crímenes, como ya lo hicieron en el Juicio a las Juntas, suponiendo que los decretos que ordenaban reprimir a quienes se alzaban en armas contra un gobierno legítimo y constitucional era per se un acto criminal.
Tema ya utilizado en el juicio a las juntas por los propios represores quienes pretendieron ampararse en un presunto "mandato democrático" originado en el mismo gobierno que ellos derrocaron, y que entonces no se entiende por qué lo derrocaron.
Lo que los medios masivos instalan sigue la línea de lo acaecido el 17 de Octubre de 2006, cuando gracias al burlesco generado al trasladar los restos del General Perón a San Vicente, se pretendió que ese día lo que se sepultó fue el peronismo.
No es difícil dividir a la historia y al pasado en dos: en dos corrientes, dos líneas, dos sectores. Porque la historia es conflicto, y el conflicto demanda dos partes y algún enfrentamiento. Pero cada parte implica a la otra, enseña el profesor Cirigliano.
Toda la historia es nuestra historia, agrega. Todo el pasado es nuestro pasado. (Aunque historia y pasado no son lo mismo). Somos los dos personajes básicos de cada proyecto: el protagonista y el antagonista. Aún lo que juzgamos negativo es nuestro pasado. Integrar significa dos opuestos que se reclaman. Elegir por uno de ellos no es integrar.
Lamentablemente en la Argentina del tercer milenio, la judicialización de la política súbitamente irrumpe para intentar cambiar la historia, generando condiciones para enfrentar al campo popular. Nos "anoticia" acerca de que "en realidad el golpe del 76 no lo dieron Videla, Masera y Agosti, el culpable fue Juan Perón que era terrorista y dogmático fascista; su mujer, autora de un delito de lesa humanidad (quizá él también) y que el peronismo fue autor del golpe que acabó con el peronismo y la Justicia Social"… (¡!).
A los jueces, a los periodistas, a los detractores, les cuento que para mayor abundamiento pueden recurrir al libro "LA HISTORIA NEGRA DE LA SEGUNDA TIRANÍA", editado –hace 50 años- por la "revolución libertadora", y sobre cuyo contenido se siguen dando conferencias. Hasta hay una página Web con parte de los contenidos de ese manual de la difamación (pagado con recursos del estado usurpado).
La causa por la deuda externa prescribió. Henry Kissinger nunca fue citado como autor intelectual del genocidio. Alfredo Martínez de Hoz y Domingo Felipe Cavallo fueron absueltos. La patria financiera institucionalizó el modelo especulativo…
Como en la película norteamericana: "DEJA VÚ", esto YA LO VI.

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By Titín